Es responsabilidad de los maestros, como de todos los adultos, velar por la formación integral de los nuevos ciudadanos. Es claro que los niños en edad escolar en estos tiempos, necesitan urgentemente ser formados dentro de los valores morales y su identidad cultural. Pero las herramientas con la que cuentan los maestros son muy escasas o poco convenientes para atraer la atención de los estudiantes.
Observando esta necesidad, hemos volcado toda nuestra experiencia en estas obras, dando prioridad a los valores culturales propios de nuestra patria. De este modo, los profesores podrán utilizar esta colección como un instrumento imprescindible para una eficiente labor en la educación integral del alumno.
Temas como la identidad cultural y la realidad nacional deben acompañar a los valores morales, religiosos y cívicos. De esta manera, los niños sabrán quiénes son, de dónde vienen, y en consecuencia podrán aceptar las normas de una convivencia pacífica y justa.
Nada hay más urgente que cultivar la mente de los niños. La alienación se ve en todas partes, incluso en la misma escuela donde al niño se le enseña con textos literarios e íconos ajenos a su propia realidad, dislocando la visión de su entorno. De allí parten todos los males que atacan a nuestra sociedad actual, nuestros niños se convierten después en jóvenes alienados, sin identidad; después son los adultos que se corrompen por falta de valores. De nada valen las acciones inmediatistas de campañas coyunturales que finalmente, resultan siendo más costosas que invertir en la formación del niño.
El cambio debe iniciarse a nivel de la literatura infantil, porque es allí donde se forja toda la identidad de una nación. Después deben entrar a tallar las otras artes y actividades de la cultura como el dibujo, teatro, música, cine y hasta la televisión.
En este contexto, la mitología es importante porque sobre ella se fundamenta la literatura tradicional, sea oral o escrita. A través de estas narraciones maravillosas se conoce la idiosincracia de un pueblo, sus costumbres y creencias que más tarde se convierten en normas y valores.
Sin embargo, no confundamos la tarea que proponemos con lo que se hace en los medios de comunicación o en muchas escuelas, donde sólo se difunde la música folklórica y las danzas costumbristas; pensando que se está cumpliendo con la labor de difundir nuestra identidad cultural. Eso no es cierto en su totalidad, pues estas manifestaciones que podríamos llamar identidad cultural emotiva, aflora sólo en determinados momentos. En cambio, la identidad cultural forjada en el intelecto –que llamaremos identidad cultural intelectual–, siempre está presente, pues forma la personalidad y pensamiento del individuo. Es ésta última, la que se debe forjar en los niños siendo la literatura infantil el inicio de este importante objetivo.
Somos conscientes que la identidad nacional se forja a partir del redescubrimiento de nuestra cultura madre (la andina), con los aportes sustanciales de la cultura occidental (principalmente española). Algunas cosas se rescatarán del pasado, otras se dejarán atrás y muchas se crearán en el camino, logrando, finalmente, el objetivo de una identidad cultural unificadora. Sólo los pueblos de sólida identidad son capaces de lograr su desarrollo. Eso está comprobado hasta la saciedad.